El transporte internacional por carretera comienza una nueva etapa, marcada por un nuevo marco legal que equilibra el terreno de juego con sus clientes y por el impulso de la transición energética y digital de las empresas. Esta fue una de las conclusiones de la 45º edición de la asamblea general de Astic, la asociación de transporte internacional celebrada en Santander y que contó con la presencia del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que se encargó de su inauguración.

Según el presidente de Astic, Marcos Basante, “se presentan meses difíciles y complicados. Lo conseguido en los acuerdos con el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana ha sido gracias a la Dirección General de Transportes y a su director general, Jaime Moreno, que se ha involucrado mucho y que, gracias a él, se han conseguido muchas cosas”.

Para Basante, los acuerdos alcanzados con el Gobierno “han supuesto que el transportista se ha dado cuenta de que se tiene que sentarse con su cliente y hablar con él. Ahí las relaciones han cambiado de forma radical”.

Sobre la modificación de masas y dimensiones (para permitir transportar con 44 toneladas), el presidente de Astic ha asegurado que “va a haber un cambio no drástico pero consensuado con el Comité Nacional de Transporte por Carretera, porque beneficia a la operatividad y el medio ambiente”. Según sus datos, “en Francia, sólo el 20% de los camiones van por encima de las 40 toneladas. Eso es porque los camiones cada vez llevan menos peso, pero más volumen”.

Para la Asociación de Transporte Internacional, “en general, se están cumpliendo los acuerdos, sobre todo en lo que respecta a la cláusula de gasóleo”. En cuanto a lo que debería haberse incluido y no se ha hecho, el presidente ha destacado partes del Plan Impulsa, “donde no se ha quitado el 3% de las cuotas a la Seguridad Social”, que siguen luchando para que se deroguen.

Respecto a la falta de conductores, en la asociación aseguran que la alternativa a contar con militares en reserva “no ha funcionado”.

Un problema derivado de la guerra en Ucrania es que el país ha llamado a filas a sus compatriotas que viven en el extranjero, como en España. El resultado es que entre 6.000 y 7.000 conductores ucranianos se han tenido que ir a filas, lo que ha afectado al transporte internacional.

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