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El camión de Goyo El camión de Goyo Camiones

Los 25 años de Goyo con el camión

Reportajes Escrito por  Viernes, 22 Abril 2016 02:00 tamaño de la fuente disminuir el tamaño de la fuente aumentar tamaño de la fuente 0
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A Gregorio Gómez le conocimos en uno de sus mejores días, justo antes de dirigirse a su Renault Premium Optifuel 460 para iniciar la ruta semanal. Y es que Goyo, como le conocen todos, sigue siendo un apasionado de los camiones tras más de 25 años en la carretera.

 

Desde luego, no seremos nosotros los que llamemos aficionado a todo un experto de la ruta como es Goyo, un transportista palentino de Cervera de Pisuerga, pero lo cierto es que cuando le preguntan él mismo responde de este modo contundente: “Aquí en el camión se está por afición. No aguantas 25 años si no sientes una gran afición por este oficio, porque es muy duro. Y tampoco estamos aquí para hacernos ricos”.


Los argumentos de Gregorio Gómez, Goyo, son contundentes y probados tras una vida que en buena parte ha discurrido al volante de camiones pesados y recorriendo casi la totalidad de las carreteras españolas y una buena parte de las europeas. Sin embargo, la vida de nuestro protagonista ha cambiado. “Ahora -nos dice- tengo la suerte de que la empresa me permite elegir si quiero o no salir a Europa. Así que yo llego a la base y si el envío va para el extranjero, dejo el semi allí para otro compañero. Ya hice internacional muchos años, por ejemplo, en la ruta de Italia y la verdad es que prefiero de largo una ruta nacional que me permite estar todos los fines de semana en casa. Porque puedo decir por experiencia personal que la profesión de larga distancia es totalmente incompatible con mantener una vida familiar mínimamente normal”.

Gregorio Gomez

Desde niño      

     
Si en ocasiones algunos sienten la llamada de la carretera desde muy niños, lo cierto es que el caso de nuestro protagonista es ciertamente de los más precoces que hemos conocido: “Según mi madre ya el primer viaje que hice nada más nacer fue totalmente camionero”.


Y es que Goyo, nacido en la población zamorana de Benavente, donde residía buena parte de la familia materna, viajó a los pocos días de edad con sus padres hasta Cervera de Pisuerga, donde todavía reside en la actualidad. Ese primer viaje lo hizo a bordo de un Barreiros 4220 y donde mejor atinaron a alojar al recién nacido fue sobre el capot del motor en el interior de la cabina situado entre los asientos. Así las cosas, no sabemos si sería fruto de sentir a tan temprana edad los efluvios del gasoil y las vibraciones del motor EB6 por todo el cuerpo, pero lo cierto es que 42 años después así encontramos a Goyo; junto a uno de los últimos descendientes de aquel Barreiros, su Renault Premium 460 con los colores de Carreras, y dispuesto a seguir en la ruta.

Gregorio Gomez
El “empujoncito” del destino     

   
Lo cierto es que Goyo tenía claro que su destino profesional iba a estar ligado al mundo del camión, y es que desde cuando era un niño en edad escolar e iniciaba el instituto ya tuvo claro que él lo que quería era acompañar a su padre con el camión para ir aprendiendo el oficio de camionero.


Todavía recuerda con nostalgia cuando su padre compró en Santander un Ford Transcontinental, allá por el año 1978. “Era una máquina estupenda para la época, con una plataforma larga, de más de 12 metros. Mi padre salía desde Cervera con material de construcción, y a veces también cargaba hierro para hacer los cigüeñales de Pegaso, o madera de la zona, mientras para el retorno volvía ya con cargas de Transportes Carreras, para los cuales sigo trabajando hoy en día”.


El Ford Transcontinental era un camión asombroso, adelantado a la época en muchas cosas. Tenía un motor Cummins de inyectores bomba que daba 350 CV y en su cabina, como nos dice Goyo, “ya te podías poner de pie como en los camiones de hoy en día, y eso que era un modelo de 1975”.


Aquel Ford Transcontinental fue uno de los escasos 250 camiones que llegarían a España de este modelo. Se trató de un intento por parte de la norteamericana Ford de extender su exitosa gama de camiones pesados americanos también en el mercado europeo, principalmente en mercados como el del Reino Unido y los Países Bajos. Mecánicamente, el Transcontinental tenía mucho en común con los Ford Louisville de morro, aunque para adaptarse al gusto europeo, su cabina, sin morro, era una transformación realizada a partir del diseño más moderno que realizó Berliet. Una cabina, por cierto, que terminaría siendo muy popular en España, aunque ya bajo el logo de Renault Vehículos Industriales, a partir de mediados los años 80, con la gama R.


El recuerdo del Ford Transcontinental para Goyo está ligado tanto a algunos de sus mejores recuerdos como de los peores. “Comprar un camión de aquellos para un transportista autónomo como mi padre era un esfuerzo enorme, aunque fuera de segunda mano, pues resultaba muy caro para la época".


Goyo no puede ocultar la admiración que siente por el Ford Transcontinental, un modelo revolucionario en su momento, pensado para viajes enormes, precisamente como su nombre indicaba: “El transcontinental lo decía todo con su nombre. Era un camión para eso, para irte de ruta a Turquía y países así, que fue para lo que se usaron muchos de los que llegaron a España. Para mí era una máquina fantástica, pero para mi padre, que lo pagaba y contaba los 70 litros a los 100 kilómetros que aquel camión cargado por montañas era capaz de beberse, no era una máquina tan estupenda”.

Gregorio Gomez
El presente

                
Al volante de su actual Renault Premium Goyo sigue disfrutando del oficio de camionero, aunque lo hace de otro modo más práctico al espíritu casi aventurero del pasado. Pese a todo lo que ha cambiado el oficio, lo cierto es que el gasoil y asfalto sigue atrayendo a Goyo: “A veces hablas con compañeros y te sueltan que llevan ya demasiados años al volante. Y te los quedas mirando con ganas de soltarles; ¡Pero si tienes 34 años, tío!”.


Gregorio Gómez es consciente de los cambios que ha experimentado el transporte en España, y más concretamente la función del camionero. “Yo creo que actualmente nos falta la capacidad de sacrificio que antes se consideraba casi como algo normal. Porque si bien antes se ganaba mucho dinero con el camión, lo cierto es que eras conductor, mecánico y lo que hiciera falta. Nadie se echaba atrás de entrada para casi nada y esto ha ido cambiando. Encima con los móviles hemos perdido la poca libertad que teníamos y si ya hablamos de como el tacógrafo y los períodos de descanso te pueden llegar a complicar la vida, pues... eso, que el oficio de transportista cambió muchísimo y no precisamente a mejor. En lo positivo están los vehículos, yo ahora ando con un Premium que cargado a tope y por las rutas de montaña que tenemos en el norte de España no supera los 34 litros a los 100 kilómetros, la mitad del consumo que hacía aquel Ford tan estupendo con el que empecé a hacer kilómetros”.


Nos despedimos, porque la dictadura del tacógrafo manda y toca ponerse al volante del Premium ya con una carga lista para entregar. Ya se sabe, afición por la carretera, pero con un horario que cumplir, el día a día de Goyo.


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Revista Truck

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Numero 99 - enero 2016

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Joan Garriga

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